Martina era peculiar porque pese a su juventud, a penas tenía 5 años cuando la conocí, destilaba seguridad a raudales.
Martina quería ser de mayor vendedora de humo. Sí, sí, de humo.
Lo tenía clarísimo, ella quería vender ilusión y sonrisas, luego si se conseguían o no esos sueños ya no era de su incumbencia.
Lo tenía clarísimo, ella quería vender ilusión y sonrisas, luego si se conseguían o no esos sueños ya no era de su incumbencia.
Ella sólo se comprometía con la parte teórica.
SGR
No hay comentarios:
Publicar un comentario